miércoles, 30 de abril de 2008

A 100 kilómetros de Alejandría

Para distraerse del frío del alba que empezaba a calar en sus huesos, ¿o no era por el frío la tiritera?, Paolo empezó a rememorar la última vez que montaron. Hacía sólo unos días de aquello, pero parecían años. No es que hubiera sido un viaje placentero, con ese calor asfixiante y ese polvo que se mete por todas partes, pero lo había disfrutado igualmente. Varias horas de travesía por una pista señalizada con latas vacías de gasolina y otras balizas improvisadas les habían llevado a donde estaban ahora, a poco más de 100 kilómetros de Alejandría.

Sólo hacía unos meses que había aprendido a montar en moto. Nadie a su alrededor se percató, pero Paolo empezó a sonreír. Recordó algunas de las caídas de los primeros días, cuando aquellos muchachos que antes sólo habían montado en burro y luego en bicicleta, tomaron contacto con las máquinas. Como Torino (en realidad se llamaba Bruno, creía recordar), que se dio de bruces contra un barracón de concentrado que estaba cambiando las marchas. O Catania, que casi atropella a la hija del dueño de la cantina. La sonrisa se convirtió en una mueca al recordar que algunos de ellos ya no estaban.

Aquellos días habían sido los más felices de su vida. Horas y horas de ruta con sus amigos por las montañas sicilianas, curveando por aquellas carreteras de mala muerte. El viento en su cara y todos los mosquitos de los alrededores pegándose uno a uno en sus gafas. Malditos mosquitos... ¡Plás! Uno que no se pegará a las gafas de nadie, pensó.

Un runrún lejano interrumpió los pensamientos de Paolo. Ya había aprendido a diferenciar los ronroneos, y éste no era precisamente el de su máquina. Su máquina, que dormía ahora junto a las del resto del batallón escondidas bajo unas lonas de camuflaje. Su máquina, que había visitado todos los días para quitarle la arena que se iba acumulando en todos los recovecos y tenerla arrancarla unos minutos. Bueno, hasta que se acabó la reserva de gasolina que quedaba en el tanque. Tanto él como sus compañeros habían pedido, suplicado incluso, algunos litros más, pero toda la gasolina había sido decomisada por un oficial alemán de una unidad cercana para los pocos panzers que les quedaban en funcionamiento.

El pensamiento sobre los tanques le devolvió al ruido cada vez más cercano. ¡Vuelven los ingleses!, se oyó gritar en las trincheras del 8º Regimiento de Bersaglieri. Paolo sabía por el teniente que no se trataba de ingleses, sino de neozelandeses y australianos, pero qué más daba. Volvían, que es lo que importaba, y lo hacían en sus tanques; y ellos, sin gasolina y reducidos a infantería ligera, no tenían más que sus fusiles y granadas para responder. Las armas anticarro hacía tiempo que se habían quedado sin munición, así que el campo de minas de un kilómetro de ancho que habían tendido precipitadamente era lo único que les separaba de aquellos monstruos mecánicos. Si los zapadores enemigos conseguían abrir un pasillo, iba a ser una carnicería.

Para disimular su miedo, los compañeros de trinchera empezaron a hablar de lo que iban a hacer cuando volvieran a Italia. Empezaron a sonar frases sobre gestas sexuales, abrir negocios y cosas así. Alguien reparó en Paolo, que no había abierto el pico en horas y miraba absorto unos puntitos que se hacían cada vez más grandes, allá por donde se iba asomando aquel abrasador sol africano. Quizás el último sol.
- ¿Y tú, Paolo, qué harás cuando vuelvas?
El interpelado se volvió hacia aquel hombre, y sonrió.
- Sin duda, comprarme una moto.


Hace un par de meses se organizó en el foro del Club CBF un concurso de relatos cortos, que posteriormente pasó a denominarse "Memorial EduardoCBF", en recuerdo de un compañero que participaba en la organización y que desgraciadamente falleció al poco. Una de las condiciones del concurso era que el escrito tuviera que ver con el mundo de las motos. Se presentaron 17 relatos, de forma anónima, y se dispuso de un plazo de un mes para que los usuarios registrados pudieran votar sus favoritos.
Yo presenté el relato que acabáis de leer, inspirado en la foto de arriba, que colgó hace tiempo Herr Flashman en su blog. Se trata de una unidad motorizada de Bersaglieri. Me documenté un poco y resulta que este cuerpo de infantería de élite italiana solía combatir a pie o en bicicleta, pero durante la campaña del norte de África en la Segunda Guerra Mundial fue equipada con motocicletas. Lo que se encuentra a unos 100 kilómetros de Alejandría es El Alamein, naturalmente. Varias unidades de Bersaglieri tomaron parte en esa batalla, entre las que se encontraba el 8º Regimiento, el cual fue prácticamente aniquilado.
Pues bien, me llena de orgullo anunciaros que mi relato ha resultado ser el más votado, por lo que entre otras cosas un día de éstos me llegará a casa una placa conmemorativa, una camiseta, un llavero, una guía motera y no sé qué más. Ni que decir tiene que lo que más me ilusiona es que mi relato haya gustado a unos perfectos desconocidos. Espero que también os haya gustado a vosotros, amigos.

domingo, 27 de abril de 2008

Cansado

Llevo una semana tatareando la canción del último anuncio de Heineken. Se trata de Adele, una cantante pop británica con voz para el soul. La canción se titula "Tired", y lo cierto es que el deje cansado de su voz le viene como anillo al dedo.
Vía tvspot, os dejo el anuncio, que está bastante bien con su estética de cómic. A destacar el momento en que la cámara enfoca a unos vecinos y la canción suena amortiguada por las paredes. Los mejores planes empiezan cuando unes una canción pegadiza a una frase con gancho.



Y por goear, aquí tenéis la canción completa.

domingo, 20 de abril de 2008

Lorenz, el tiempo, los nudos y los blogs

El pasado miércoles falleció Edward Lorenz. Para la mayoría este nombre resultará desconocido, aunque seguramente habrá oido hablar del efecto mariposa, sobre todo si ha visto Parque Jurásico o lleva leyendo este blog desde hace mucho tiempo.
Lorenz era meteorólogo, de los primeros que trataron de aplicar un modelo matemático a la atmósfera con vistas a predecir el tiempo. Las dificultades que encontró le llevaron a un descubrimiento con grandes implicaciones en el mundo de la ciencia, y yo me atrevería a decir de la filosofía: el caos. Para no aburrir a la concurrencia, recordemos que en esencia un fenómeno caótico es aquel que, a pesar de seguir unas leyes deterministas, no es posible predecir su evolución por ser extremadamente sensible a las condiciones iniciales. En el ejemplo del tiempo, al ser imposible conocer con exactitud las variables principales en todos los puntos del planeta, cualquier modelo que computemos terminará fallando a medio plazo. Esto lo ejemplarizó Lorenz diciendo que el aleteo de una mariposa en Tailandia podría provocar un huracán en Nueva York.
Descanse en paz.
Del trabajo de éste y otros científicos nos beneficiamos ahora cuando consultamos las webs de predicción meteorológica. La más recomendable es la de la Agencia Estatal de Meteorología (antiguo INM), que ofrece una predicción a siete días por localidades bastante aceptable.
Para aquellos que vivan en la costa, hay una web de windsurferos muy útil, windguru, en la cual encontraremos predicciones a distinto plazo y resoluciones. Una característica de esta web es la gran precisión de las predicciones, ya que las ofrece para cada intervalo de una o tres horas, según la resolución. Llevo poco tiempo siguiéndola, pero por ahora, además de precisa, ha resultado exacta. Al menos de un día para el siguiente, que es lo que me suele interesar.
Una nota: en windguru el viento se mide en nudos. Para convertirlo en kilómetros/hora basta multiplicar por 1,85, ya que un nudo no es más que una milla marina por hora.
Curiosamente los nudos y los blogs están conectados. El nombre de nudo (knot) para la velocidad marítima viene de la forma en que se medía ésta en los buques. Se tiraba al agua por la popa un madero (en inglés log) atado a una cuerda, en la que se habían hecho nudos a intervalos regulares. Naturalmente el madero se quedaba quieto en el mar, por lo que la cuerda empezaba a correr. Un marinero controlaba el tiempo con un reloj de arena y otro contaba los nudos que pasaban por sus manos. Cuantos más nudos, más rápido iba el barco. El tiempo del reloj y la distancia entre nudos se fijaban para que la medida diera directamente las millas por hora.
Cada cierto tiempo se repetía la operación, y el resultado se anotaba en un cuaderno. En la marina inglesa este cuaderno se terminó llamando logbook, en español cuaderno de bitácora. Y como sabéis, los blogs no son otra cosa que web-logs.

domingo, 13 de abril de 2008

Dos tipos de personas

“La cuestión, tal como lo veo yo, es, bueno, yo creo que el mundo se divide entre los que persiguen lo que quieren y los que no lo hacen, ¿vale? Veréis, los apasionados, los que persiguen lo que quieren, bueno, puede que no consigan lo que quieren, pero al menos se mantienen vitales, ¿entendéis?, y cuando yacen en su lecho de muerte, no se arrepienten de nada, ¿verdad? Y los que no persiguen lo que quieren, bueno, ¿a quién le importan una mierda?”

Cómo ser John Malkovich (1999)

A veces me pregunto en qué categoría entro yo...

Si queréis ver la película completa, no tenéis ganas de buscarla y no os importa mucho la calidad de la imagen, está disponible en veocine.es, junto con unas cuantas más. Por cierto, el sitio debe estar en el límite de la legalidad, si no directamente fuera.
Entre otras cosas, también están colgados allí los capítulos ya emitidos en EEUU de la cuarta temporada de Perdidos, en versión original subtitulada, que es lo que me tiene entretenido últimamente.

domingo, 6 de abril de 2008

Teletranspórtame, chato

La física teórica es la leche. En la frontera entre la ciencia y la filosofía, los físicos teóricos se entretienen postulando consecuencias imposibles de las teorías vigentes.
Por ejemplo, ¿es posible el teletransporte? Me refiero a lo que sale en las películas de que un tipo desaparece y aparece en otro lugar del espacio. La sorprendente respuesta es sí, incluso sin necesidad de ningún tipo de tecnología, aunque la probabilidad que eso ocurra alguna vez con un ser vivo completo es prácticamente cero. Veamos porqué.
El Principio de Incertidumbre de Heisenberg nos dice que no es posible conocer con total exactitud la posición y la velocidad de una partícula. Este principio también es aplicable a campos, lo cual tiene una sorprendente consecuencia: en el vacío se están generando y autodestruyendo en todo momento pares de partícula y antipartícula. ¿Por qué? Porque si no ocurriera nada, el valor del campo en un punto del vacío sería siempre cero, con lo que no habría indeterminación. Es lo que se llama fluctuaciones del vacío. Se ha comprobado experimentalmente este hecho.
Cualquier partícula puede pues encontrarse en un momento dado con su correspondiente antipartícula y desaparecer. Nada impide que pueda volver a generarse una partícula igual en ese mismo momento en otro lugar del espacio. Podríamos decir que la partícula se habrá “teletransportado”. No es la misma, es cierto, pero para el universo no hay diferencia. Esta partícula podría haber sido un protón, por ejemplo. Si ese protón formaba parte de un ser vivo, y le ocurre lo mismo a todas las partículas de éste, ahora sí que no hay duda de que ha habido un teletransporte. Pero claro, cada coincidencia disminuye las probabilidades. Con la cantidad de partículas que componen un ser vivo (aunque sea una mosca), la probabilidad de que ocurra algo semejante de forma espontánea es casi nula. Una pena.
Hay otras formas teóricamente posibles de teletrasportarse. Por ejemplo, usando la curvatura del espacio-tiempo hasta formar lo que se llama un agujero de gusano. Si antes nos movíamos en el ámbito de la mecánica cuántica, ahora nos pasamos a la teoría de la relatividad general. El ejemplo que se suele poner es el del globo. Supongamos que vivimos en el mundo bidimensional de la superficie del globo. Como somos muy chiquitines pensamos que nuestro mundo es plano. Si un supergigante mete los dedos por ambas caras y conecta los dos lados del globo, habrá creado un túnel que une dos puntos muy alejados del universo. Nuestro mundo tridimensional tampoco es “plano”, sino curvo, por lo que es teóricamente hacer lo mismo, aunque nuestras mentes tridimensionales no lo puedan imaginar. No sólo eso, los agujeros de gusano permiten elucubrar sobre viajes en el tiempo. No nos detendremos ahí hoy. Los problemas para ejecutar el teletransporte por este medio empiezan por crear el agujero de gusano. Lo único que conocemos hoy día capaz de curvar tanto el espacio-tiempo es un agujero negro. Y a ver quién se acerca…
Y aún hay más, como el experimento EPR basado en la sincronización ondulatoria o los rayos de materia aplicados al estado condensado de Bose-Einstein… me voy a tener que lavar la boca después de decir semejante frase.
En definitiva, que en teoría sí, pero en la práctica, mejor pillo la moto, que me teletransporta que no veas. Agur.