lunes, 31 de octubre de 2005

Miniaturas

Lo prometido en el blog de Ismo es deuda. Aquí dejo algunas de mis miniaturas.

Panzer y soldados alemanes del Afrika Korps, escala 1:25

Elfo y malo malísimo del Heroquest (perdón por la foto, mi cámara no tiene macro)


Biplano inglés Bulldog y helicóptero ruso Hind, escala 1:72

sábado, 29 de octubre de 2005

Six feet under

- RUTH: Tengo miedo de que mi hija sufra una depresión y no sé qué hacer...
- GARY: Bueno, la mayoría de los adolescentes sufren depresiones leves de vez en cuando.
- RUTH: ¿Es verdad eso?
- GARY: Por supuesto, pero yo estoy muy familiarizado con la depresión clínica y no creo que sea eso lo que padece Claire.
- RUTH: ¿No cree?
- GARY: Mire, Claire es la clase de persona que necesita que su vida tenga sentido. Seguro que usted lo sabe mejor que yo.
- RUTH: No, yo no sé nada de eso. Y, por cierto, ¿quién no necesita que su vida tenga sentido?
- GARY: Se sorprendería usted.
Últimamente veo muy poca tele. Cada vez menos. Una de las razones es esta afición nueva de escribir que me ha surgido. Algunos trozos de Camera Café, algún que otro episodio de CSI (vuelve Grissom, no aguanto más a Horatio)… y todos los sábados a las diez por la 2, mi serie preferida en estos momentos, A dos metros bajo tierra.
Para el que no la conozca le pongo en situación. El argumento es sencillo pero nada al uso. Se trata de la vida cotidiana de una familia que regenta una funeraria en L.A., los Fisher. Sí, habéis leído bien, una funeraria. Los personajes principales son Nate (Peter Krause), el hijo pródigo que ha vuelto para participar en el negocio familiar. Ruth (Frances Conroy), la madre que intenta participar en la vida de sus hijos sin éxito. David (Michael C. Hall), el hermano homosexual que sostiene una relación tormentosa con un policía con carácter violento. Y Claire (Lauren Ambrose), la hermana postadolescente con talento artístico. Otros personajes son Brenda, la novia de Nate en las dos primeras temporadas, Federico, el joven empleado latino encargado de los embalsamamientos, y Nathaniel, el padre fallecido en el primer episodio que se les aparece en sueños de vez en cuando.
Todo gira en torno a la muerte, como pretexto y vehículo para hablar de la vida. Muy mal año para mi familia y para la de mi amigo en relación a este tema, ya lo sé. Pero aunque parezca mentira, el ver esta serie me ha ayudado como mínimo a mirar de frente la muerte, la de los seres queridos y la propia, al menos con algo más de serenidad.
Todos los capítulos comienzan de la misma forma. Títulos de crédito con una música hipnótica de Thomas Newman. Luego vemos una escena cotidiana, en la que indefectiblemente alguien acaba muriendo. Fundido en blanco y sobreimpresión del nombre y fechas de nacimiento y fallecimiento, como si fuera una lápida. Naturalmente su funeral se encargará a Fisher e hijos, cuya vida diaria constituye el hilo conductor de la historia.
Serie de minorías creada por Allan Ball (¿os gustó American Beauty?), tiene todos los ingredientes para pasar desapercibida en nuestro país. Habla directamente de un tema tabú en nuestra sociedad, no tiene actores conocidos, no es en absoluto una comedia, al menos, en el sentido actual del término (léase a Dante), y para colmo, se emite en la 2 al mismo tiempo que el partido de los sábados. Yo ya había visto capítulos sueltos en anteriores emisiones, pero esta vez la estoy viendo desde el principio. Actualmente se está emitiendo la 3ª temporada, mientras que en EEUU se emite la 5ª y última.
Si no tenéis prejuicios y sí ganas de ver una serie de calidad que encima te hace pensar, no podéis perderos A dos metros bajo tierra. Y ahora perdonadme, que tengo que programar el video para los capítulos de esta noche.


miércoles, 26 de octubre de 2005

Sobre la creatividad

"Always look at the bright side of life (Mira siempre el lado alegre de la vida)"
Coro de crucificados al final de "La vida de Brian".

Simplemente genial.

Hoy no estoy muy creativo, que digamos. Así que en lugar de devanarme los sesos intentando decir algo mínimamente original o al menos personal, me voy a limitar a reproducir parte de un escrito sobre el tema de John Clesse, uno de los Monty Python, que me ha pasado mi compañero de trabajo. Lo he resumido bastante, aunque sigue siendo algo largo para lo que aquí se despacha. Creo que es interesante.

Podemos describir la manera en que la gente actúa, en términos de dos "modos": abierto y cerrado.
Ahora puedo añadir que la creatividad es imposible en modo cerrado. Por "modo cerrado", me refiero a ese tipo de ánimo en el que estamos la mayor parte del tiempo cuando estamos en el trabajo. Tenemos dentro de nosotros la sensación de que hay montones de cosas por hacer, y que hay que ponerse a la tarea ya mismo si queremos despacharlas todas. Se trata de un humor activo, probablemente con un ligero toque de ansiedad, e incluso dicha ansiedad puede ser en cierto modo excitante y placentera. Es un estado en el que probablemente nos sentimos algo impacientes, aunque solo sea con nosotros mismos. Hay algo de tensión en ello, y no mucho buen humor. Es un estado en el que el nivel de determinación es muy alto. Y también es un estado en el que acabamos muy estresados, e incluso maniáticos. Pero no creativos.
Por contraste, el "modo abierto" es relajado, expansivo, escasamente determinado, y en el que probablemente seamos mas contemplativos, mas inclinados al humor (que siempre va acompañado de una mayor amplitud de miras) y, consecuentemente, mas juguetones. Es un estado de ánimo en el que la curiosidad y el "qué pasaría si...?" puede funcionar, a consecuencia de que no se está bajo la presión de conseguir algo específico en un tiempo determinado. Y permite que nuestra creatividad salga a la superficie.
Pero dejemos clara una cosa: aun siendo tan positivo como es, no estoy sugiriendo que debamos estar en modo abierto más que una parte del tiempo. Necesitamos ponernos en modo abierto cuando estamos sopesando una decisión, pero una vez tomada, hay que cambiar a modo cerrado para llevarla a cabo. Una vez hecha la elección, somos eficientes tan solo si nos ponemos a ello decididamente, sin distraernos con dudas posteriores acerca de si es correcta o no.
En otras palabras, para llegar a la máxima eficiencia, deberíamos de ser capaces de alternar entre ambos modos. El problema es, me parece, que estamos demasiado a menudo en modo cerrado. Bajo presión, tendemos a mantener una visión en túnel en momentos en los que sería conveniente dar un paso atrás y contemplar el conjunto.
Las cinco cosas que necesitamos para entrar en modo abierto son espacio, tiempo, tiempo, confianza y sentido del humor.
Veamos primero el espacio. Es imposible ponerse juguetón, y por tanto, creativo, si se está bajo las presiones habituales, a consecuencia de que rodeado de ellas se fuerza el estar en modo cerrado. Por tanto, es necesario crear un espacio para uno mismo aislado de estas presiones. Y esto significa aislarse. Hay que construir un espacio tranquilo y a prueba de interrupciones para uno mismo.
Lo siguiente es tiempo. No es bastante crear el espacio. Hay que crear ese espacio para un periodo de tiempo determinado.
El siguiente factor es confianza. Cuando uno se encuentra en su oasis espaciotemporal y entrado en modo abierto, nada impide con más efectividad ser creativo que el miedo a cometer un error. Si piensan acerca del juego, verán el por qué. El auténtico juego es experimentación. "¿Qué pasará si hago esto?". La auténtica esencia es estar abierto a TODO lo que puede suceder. Es difícil jugar cuando uno está atemorizado de que mover en cierta dirección sea un error. O eres libre de jugar, o no lo eres. La mejor forma de tomar confianza para hacer esto es darse cuenta de que cuando uno es creativo, nada está mal. No existen cosas como "error".
Y ahora, el último factor: humor. Pienso que la mayor ventaja evolutiva del sentido del humor es que nos saca del modo cerrado más rápidamente que ninguna otra cosa. Por otro lado, la solemnidad... realmente no sé para que sirve. ¿Cuál es el tema? Los dos mejores servicios funerarios a los que he asistido han tenido presente buena parte de humor. Un funeral se supone que ha de ser un evento inspirador y catártico. Pero ¿solemnidad? Esta sirve a la pomposidad y al autobombo y al egotismo. Por todo lo dicho, cuando ustedes consigan su oasis espaciotemporal, rían cuanto quieran.
Resumiendo, son cinco los factores que pueden organizar para hacer sus vidas y trabajos más creativos: espacio, tiempo, tiempo, confianza y sentido del humor.

domingo, 23 de octubre de 2005

XXVI Carrera Urbana Ciudad de Jerez

A veces pienso que la vida es una constante búsqueda de experiencias convertibles en recuerdos. Es solo una impresión, no una conclusión vital.
La de hoy podría convertirse en uno de esos recuerdos. Totito y yo hemos corrido los 8 Km de una carrera popular en Jerez. Para que una experiencia se convierta en recuerdo perdurable hace falta que se cumplan algunos requisitos.
Debe ser única. No recordamos uno cualquiera de los trayectos del trabajo a casa si no se diferencia de los demás por alguna circunstancia especial. Ésta lo es, al menos por ahora, porque no había corrido nunca ninguna prueba atlética.
Debe contener alguna anécdota digna de mención, especialmente si es humorística. En ésta Totito había dormido escasamente dos horas cuando lo recogí por la mañana, y se metió en mi coche con su taza de colacao calentito a medio tomar.
También ayuda que quede algún objeto que nos retraiga a la experiencia. Por ejemplo, la camiseta que nos han regalado por participar, o este post, si es que algún día vuelvo a leerlo.
Lo que me viene a la memoria en estos momentos es el simpático viejo de 71 años que corría al mismo ritmo que nosotros, o el chaval ciego que corría pegado a su acompañante, o las ampollas que me han salido por culpa de unas plantillas en mal estado, o el bocata de chicharrones y las cervezas con las que nos homenajeamos tras la carrera. Pero quién sabe qué quedará en la memoria y qué se perderá.
He comprobado que una de las cosas que más une a las personas son los recuerdos comunes, las experiencias vividas juntos que son recordadas mucho tiempo más tarde. ¿Será este uno de esos recuerdos? ¿Importa eso realmente? El tiempo lo dirá.

viernes, 21 de octubre de 2005

Porche

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Título: Porche.
Autor: Joe McNamara.
Año de ejecución: 2002.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Tamaño: 61 x 46 cm
Tema: Se trata de una versión de un cuadro cuyo autor desconozco. La composición es idéntica a la del original, difiriendo en el tratamiento del color y el tamaño del lienzo. La escena pertenece a un porche de una casa de campo. Una mesa y tres sillas están bajo un sombrajo con vides por el que se filtran los rayos de sol. A la izquierda se adivinan campos sembrados y otra construcción a lo lejos.
Comentario del autor: “Me gusta sentarme frente al cuadro e imaginarme dormitando en una de las sillas de enea, en el sopor de una tarde veraniega.”

miércoles, 19 de octubre de 2005

Mojinos escozíos: Chow-chow

Visto que el personal, incluido el que suscribe, necesita más sonrisas que penas, decido abrir un pequeño paréntesis de estilo a este blog para incluir una canción del incalificable grupo sevillano Mojinos escozíos. Como dijeron los Borrachos, si alguien se siente ofendío no fue mi intención, y eso me rima con un buen... mojón.

Mojinos escozíos: Chow-chow

Mi amiga Luci fue a comprar
Un perro de la raza Chow-chow
Que tiene un viaje de pelos
De negro como el carbón
Por eso mi amiga que tiene
El Chow-chow muy negro y muy peludo
Cada vez que lo saca a la calle
Se lo quiere tocar todo el mundo
Y le digo:Déjame que te acaricie el Chow-chow, déjame (bis)

Yo tengo un perro salchicha
Que es bastante juguetón
Que se pone muy contento
Cada vez que ve un Chow-chow
Y mi amiga Luci dice
Que le da mucha alegría
Que su Chow-chow y mi salchicha
Se lleven jugando todo el día
Y le digo:Déjame que te acaricie el Chow-chow, déjame (bis)

Cuando al Chow-chow le entra hambre
A mi siempre me llama mi amiga
Porque no hay nada que lo calme
Solamente mi comida
Y cuando llega el verano mi amiga
Y se le llena el Chow-chow de bichitos
Y yo le calmo los picores
Echándole unos polvillos
Y le digo:Déjame que te acaricie el Chow-chow, déjame (bis)

lunes, 17 de octubre de 2005

Orientación


Ayer mi amigo Mizerable, Alice (de nuevo encantado de conocerla) y yo participamos en la primera prueba del circuito provincial de orientación de Cádiz. Mizerable, que tiene sus contactos, me avisó del evento, así que nos apuntamos en la categoría de iniciación y para allá que nos fuimos.
Para el que no conozca este deporte, una breve descripción. Se trata de cubrir un circuito señalizado por balizas en el menor tiempo posible. La gracia está en que el camino entre balizas no está señalizado, y éstas pueden estar semiocultas en el terreno. Debes encontrarlas en el orden indicado con la ayuda de un mapa y una brújula. Para verificar la visita a un punto, el participante debe usar una pinza de mano situada junto a la baliza con la que hará una marca en su tarjeta de control. Cada pinza hace un diferente tipo de marca. Los corredores van saliendo en intervalos de dos minutos, como en una contrarreloj, y se van alternando las categorías (masculina, femenina, infantil, iniciación, senior, veteranos, familiar), que tienen circuitos diferentes, para evitar que unos corredores simplemente sigan a otros.
Se me antoja que este deporte es una metáfora de la vida misma. Se trata de una carrera cuyo camino no está trazado sino sólo indicado por puntos señalados por los que has de pasar: nacimiento, pubertad, tu primera pareja, encontrar trabajo, etc. hasta llegar a la meta, que no puede ser sino la muerte. Un camino que sólo puedes elegir tú, y que puedes decidir hacerlo sólo o en compañía, viviendo deprisa o de forma más tranquila, disfrutando del paisaje. En la que los atajos pueden resultar una buena idea o provocar la mayor confusión. Se puede abandonar antes de tiempo el juego y se puede hacer trampas. En tu marcha encuentras gente de toda condición, gente que sabe dónde va y gente más perdida que tú que incluso te pide consejo.
Como toda metáfora tiene sus fallos. Se supone que gana el que llega antes, aunque ganar es algo relativo aquí. Si gana quien más disfruta, puede ser mejor tomártelo con tranquilidad aunque llegues el último. En la vida tampoco necesariamente se pasa por todas las etapas… Y sobre todo, ¿no estaría bien contar con un mapa y un brújula en algunos momentos?
Simplemente me encantó. Es un deporte muy divertido en el que disfrutas de la naturaleza y que además se acopla al gusto de cada cual. Pienso repetir, pero la próxima vez en categoría senior. La siguiente cita: el 20 de noviembre en Barbate.
Para más información: Federación Andaluza De Orientación, http://www.web-fado.com

sábado, 15 de octubre de 2005

La palabra de la semana: Dios

Cada vez queda menos gente para participar en este juegüecito (ya tenía yo ganas de usar una diéresis).
Pero mientras alguien responda, yo insisto.
Por favor, definan como mejor sepan y entiendan el concepto: Dios.
Él os lo pague.

martes, 11 de octubre de 2005

Gorrión en una botella

En realidad, siempre que doy, recibo algo a cambio.
Como con mi Bobito. Yo le doy cariño y cuidados que no sabe ni puede apreciar, y él a cambio sin querer queriendo me da momentos de ternura y de humor. Como el sábado. Cuando no tenía ni ganas de mirarme a la cara, mi amigo Bobito me arrancó una gran sonrisa. No me preguntéis cómo se metió en la botella. Cuando salí al patio lo encontré dentro, sin saber salir. Para poder liberarlo tuve que rajar el plástico con un cuchillo. No penséis que le supuso un trauma, no, en seguida siguió picoteando por ahí como si nada hubiera pasado. Como no soy nada egoísta, antes de ayudarle llamé a mi mujer para que compartiera conmigo el suceso, y le dije que bajara la cámara para poder compartirlo contigo también, amigo/a del blog.
Le puse de nombre Bobito porque cuando mi abuelo me lo dio, sufría algo parecido a un estado de shock. Era muy pequeñito aún, y se había caído de uno de los nidos que los gorriones hacen en los eucaliptos de su campo. Mi abuelo lo rescató a tiempo de las fauces de Tunomeoyes, el perro de una vecina. El nombre del perro merece un inciso. Mi padre se lo puso a otro perro, porque seguía a la vecina y ésta estaba siempre diciendo ¡vete! ¿tú no me oyes? Una vez muerto, el nombre lo heredó su sustituto en el puesto.
Ahora Bobito de bobito no tiene nada. Es muy listo. Por las noches, a la hora de la cena, sale de su jaula abierta y se acerca donde estoy sentado. Se para, me mira fijamente con la cabeza vuelta hacia arriba y pía. Es su manera de pedirme algo de pan o patatas fritas de paquete, que son su delirio. Sólo acude a mi llamada cuando sabe que le voy a dar algo, especialmente moscas que le atrapo con innata habilidad. Por esto y porque de ser macho ya debería haberle salido el collarín, supongo que en realidad es una hembra. ¡Es broma, es broma! Pero me cuesta llamarle Bobita, cosas de la costumbre.
No creo que tarde en abandonarme. En cuanto tenga todas sus plumas se largará, como hizo Pitufo el año pasado. Como hacen los hijos llegado el momento. Mientras tanto seguiremos con nuestro particular trato: comida y cobijo a cambio de su amable compañía.
¿Te arrancamos una sonrisa? Me alegro. ¿No? Bobito y yo seguiremos intentándolo.

domingo, 9 de octubre de 2005

Abraham

Sorpresa, negación, estupor, catarsis, rabia, impotencia, dolor, pena.
Hace unas semanas polemicé sobre la idea de que si puedes expresar algo, es que está muerto en tu interior. Sigo pensando que no es así, pero sí que he tenido que esperar unos días a que se enfríen las cosas, porque antes no era capaz de escribir sobre ello. Ahora temo hacerlo torpemente.
La pérdida de un familiar es siempre lamentable. Si éste era de los queridos, es doloroso. Y si además sólo tenía 21 años y sucede de manera inesperada y violenta, es una tragedia. El que aún hoy no sepamos el cómo, el porqué, ni tan siquiera el quién, le suma confusión a la situación. Nada ni nadie lo puede devolver a su familia. Pero queremos saber qué pasó, y si hay responsable o responsables, que paguen por ello.
Quiero agradecer las muestras de apoyo. El entierro fue multitudinario, y eso sirve de algo de consuelo a la familia. Significa que el que se fue era querido, que su corta vida no ha pasado desapercibida.
Abraham era demasiado joven. Para nosotros y para sus padres aún casi un niño a pesar de que estaba ya en proceso de hacerse hombre. De carácter reservado, la diferencia de edad que le tenía hacía que su trato fuera algo menos cercano que con sus hermanos. Por eso no conozco nada del lado menos bueno que todos tenemos y seguro que él también tendría. Yo sólo puedo decir de él la imagen tengo, la de uno de esos golfillos que caen simpáticos, un chulillo por la forma de vestir, por su gusto por los coches heredado del padre, por los pelados tan modernos que se hacía él sólo con su maquinilla. Por su resistencia a echarse novia e ir de flor en flor. Pero un chaval sin maldad alguna, un joven trabajador y para mí un primo muy cariñoso que se notaba que se alegraba de veras cuando nos veíamos de cuando en cuando.
Cada vez tengo más claro que la vida no es justa. Las mayores desgracias se ceban sobre las personas que menos lo merecen. No es justo que unos padres tengan que enterrar a un hijo. Nadie debería tener que hacerlo, pero desde luego mis tíos y primos menos. Yo nada puedo hacer, salvo seguir brindándoles mi apoyo y mi cariño.
En cuanto a Abraham, ya sólo podré recordarlo y echarlo en falta. Siempre.

jueves, 6 de octubre de 2005

Sin palabras

Las emociones de los últimos días me han dejado sin palabras, o sin ganas de decirlas. No tardaré mucho en volver. Perdonad entre tanto mi ausencia.

domingo, 2 de octubre de 2005

Poesía militante

“27 de julio.
[...]
Miguel Hernández, el poeta de Orihuela, el pastor que ha sorprendido a todos los miembros de la generación del 27 con su hondura y potencia en el manejo del castellano, lee ese día algunos de sus poemas incluidos en Viento del Pueblo.
Los soldados que pelean en el Ebro no le pueden oír, salvo los que aguardan en puestos de reserva su entrada en combate. Le leen en la revista Acero, el órgano de prensa y agitación que dirige Santiago Álvarez, comisario del cuerpo del ejército de Líster. Para Hernández es duro no compartir las penalidades del frente con los soldados. Él no sólo ha estado en algunas batallas declamando sus poemas, sino que ha combatido con las armas en la mano, en un alarde de consecuencia en su elección política en esa guerra devastadora. La Canción del esposo soldado es uno de los poemas que lee para sus camaradas:
(…)
Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
Y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
Cosida por tu mano.
(…)
Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
Tu corazón y el mío naufragarán, quedando
Una mujer y un hombre gastados por los besos.
[…]
Gregorio Martínez, de la CI brigada, 46 división, le ha visto acudir al frente en otras ocasiones, y se sabe sus poemas de memoria. Le respeta y le admira. Para Martínez, que ese día no puede oírle, cuando se dirige hacia la sierra de Pàndols con su unidad, hay una enorme diferencia entre Miguel Hernández y Rafael Alberti, que acude al frente a declamar sus composiciones heroicas armado de pistolón y ataviado con correajes inútiles y botas altas que brillan como un insulto para los soldados que calzan alpargatas.”
Jorge M. Reverte, La batalla del Ebro.

sábado, 1 de octubre de 2005

Trampantojo

Trampantojo.(De trampa ante ojo).
1. m. coloq. Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es.


Desconozco el autor, pero tiene mi admiración.